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Una Gerencia Política Mediocre

Por Rey Díaz

Luis Abinader parece haber entrado en un embrollo de indecisiones después de su elección como Presidente de la República Dominicana. Su inexperiencia en el manejo de la administración pública demuestra después de casi 26 meses en el poder su falta de pericia en el manejo la administración pública. Luis Abinader está tratando de tomar las medidas correctas en su paso por el palacio presidencial cuando en verdad está dando palos como la gallinita ciega.  

Pocas cosas funcionan dentro de la estructura de su gobierno y los conflictos entre funcionarios y gobernante se agudizan cada vez más, mientras los peligros se acrecientan y se embrollan a nivel nacional. En primer lugar, Luis Abinader no ha sabido elegir sus funcionarios de su gabinete, por estar mal informado sobre los nombramientos que hizo, o por hacerlo simple y sencillamente para favorecer ciertos sectores económicos de poder en el país, obviando el clamor popular de un gobierno transparente, ante la corrupción y la impunidad.  El gobierno del cambio se ha convertido en más de lo mismo. 

Desde su ascenso al poder, los analistas políticos que no son voceros del gobierno y que no obedecen tampoco a grupos de empresarios en el poder, han notado la inclinación del Luis Abinader para favorecer la clase empresarial en sus nombramientos. Los sectores oligárquicos que invirtieron grandes sumas de dineros para llevar al poder al gobernante actual, añadiéndosele a estos los grupos señalados que pertenecen al lavado de activos y al narco tráfico que fueron, según algunos analistas políticos, los grandes contribuyentes en el ascenso al poder del Presidente dominicano.

Pero los críticos del gobierno de Luis Abinader, no solo están colocados en la oposición, sino que también están situados al margen de las filas de su mismo el Partido Revolucionario Moderno. Las criticas le llueven al Presidente debido a que las bases de ese partido han sido olvidadas por Luis Abinader, a pesar de haber laborado incansablemente para el triunfo del gobernante. 

Se hace evidente, la preferencia del Presidente hacia “los popis”, de color blanco, escogiendo a ese sector en contra de la gente de color, cuando el 92% de la población es de tez oscura. Por estas y muchas otras razones, existe una raíz de amargura dentro de las filas de su Partido y aunque el mandatario cree estar seguro del triunfo en el 2024, sus críticos dentro y fuera de su Partido, no lo ven así. 

El Presidente Luis Abinader, quien está en todo su derecho de nombrar el Canciller de la República, ha escogido a un funcionario que no parece acertar una posición clara y contundente, sobre los conflictos entre el vecino país haitiano, la inmigración ilegal y la posición política que debe trazar el gobierno dominicano ante la crisis haitina. Este canciller ha dado muestras en varias ocasiones de no saber articular la política diplomática del gobierno dominicano y ni siquiera parece importarle mucho el destino del pueblo dominicano.  

El asunto de la inmigración haitiana en la nación dominicana es muy complejo y de difícil solución cuando solo se toman en cuenta los beneficios económicos que deja la explotación de mano de obra haitiana barata, debido a que el efecto dominó de esa invasión aparentemente pacífica, se agudiza cada día que pasa a nivel nacional sin que se le busque una solución tangible al problema haitiano. La corrupción en la frontera dominico haitiana y en todo el país, es tal, que cuando el país despierte, esperamos que no sea demasiado tarde; los efectos serán irreversibles. La ingenuidad de todos los sectores dominicanos de emplear nacionales haitianos ha venido cobrando víctimas desde hace muchos años, pero a medida que pase el tiempo esta situación empeorará aún más, hasta convertirse en una desagradable pesadilla que atentará contra la paz y la tranquilidad del pueblo dominicano.

Los otros conflictos que genera esa inmigración ilegal desbordada, incluye la depredación del campo en la tala de árboles en territorio dominicano. También tenemos que lidiar los dominicanos con la invasión de terrenos y solares que no les pertenecen a los haitianos donde se construyen viviendas ilegales en terrenos invadidos, sin que las autoridades intervengan en este asunto.

El paso por la frontera dominicana-haitiana genera mucho dinero entre los corruptos que dejan pasar a territorio dominicano a nacionales haitianos sin documentos, sin un rastreo de sus antecedentes penales, donde algunos de estos inmigrantes mantienen un record criminal en Haití, añadiéndosele a todo esto que no portan los documentos necesarios de identificación personal para poder transitar de un país a otro. En caso de cometer un delito, no existen mecanismos para rastrear al delincuente donde quiera que se esconda.

Otro de los problemas que enfrenta este gobierno desde su inicio es la renuncia, destitución y arresto de funcionarios del actual gobierno en territorio dominicano y extranjero, cosa esta que demuestra la incapacidad del gobernante para seleccionar sus funcionarios y luego tomar decisiones a tiempo, cuando se conocen los antecedentes delictivos de los funcionarios para destituirlos cuando son señalados como presuntos delincuentes. 

En este gobierno, ni siquiera Luis Abinader está exento de culpa, por el conocido hecho de evasión de impuesto debido a sus inversiones millonarias en los papeles de Panamá. Entonces que se puede esperar de un Ministerio Público que no investigue al Presidente Luis Abinader, y le exija trasparentar su situación en relación a las inversiones multimillonarias que tiene él y su familia en los papeles de Panamá. 

Los analistas políticos reconocen que este gobierno heredó de sus antecesores un mal viejo que tiene que ver con los hidrocarburos y el problema energético que afecta la nación.  La solución a ese problema, tardará toda la vida en resolverse, porque ese malestar social genera mucho dinero al sector empresarial que se nutre precisamente de la falta de transparencia en el manejo de la cosa pública. Esos empresarios que manejan el sector energético saben muy bien, que la falta de solución es un mal necesario que afecta al pueblo, pero beneficia las cuentas bancarias de quienes dirigen esas empresas. La transparencia en el manejo de los bienes públicos es una de las promesas del gobierno del cambio que todo el pueblo esperaba que se iba a cumplir. 

Los ciudadanos dominicanos se dan el lujo de escoger un Presidente, que va a ser todo lo posible para que las cosas no funcionen bien, pero mentirá al pueblo de que su gobierno está sumamente preocupado por el bienestar de su gente. Al cabo de los cuatro años siguientes, después que termine su mandato presidencial, quienes estarán mejor que antes serán los funcionarios y los allegados al gobierno corrupto, quienes se nutren de los recursos del pueblo para vivir lujosamente mientras la gran mayoría del pueblo vive hundido en la miseria. 

Además de todo lo señalado anteriormente, en el país hace falta la buena voluntad de las autoridades para resolver los conflictos de la educación que reciben nuestros niños, jóvenes y adolescente dominicanos. Aun la educación universitaria, en algunas instituciones del país, resulta ser muy precaria debido a las lagunas que existe en el sistema educativo de la nación. Es por esa realidad que el sistema educativo dominicano tiene la necesidad de una reforma integral que garantice una preparación efectiva, entre los alumnos y que esta sea más acorde con los desafíos del mundo moderno en que vivimos.  

Otro de los muchos conflictos que enfrenta el gobierno es la creciente carestía de los artículos comestibles de primera necesidad. Esta es otra de las contrariedades que necesitan atención inmediata, pues está en juego la salud física y emocional del pueblo. El costo de combustible, la transportación y de los materiales de construcción está por las nubes, así como también la mano de obra; mientras los salarios permanecen muy bajos, lo que indica que los efectos de la guerra entre Ucrania y Rusia, amén de los desastres dejados por el paso del ciclón por el país. Son estas las cosas que hacen que la presente crisis económica se empeore para el gobierno y para el pueblo dominicano también. 

Sin embargo, el problema de la inmigración haitiana en el país, hace que se acreciente el desempleo entre los dominicanos. Los nacionales haitianos trabajan, según el rumor público, por un salario más bajo que los dominicanos. Sin embargo, hoy en día eso no es así, pues los haitianos en muchos casos exigen ganar más que un obrero dominicano. 

Un enfoque al presupuesto nacional dedicado a la educación indica que el gobierno dominicano invierte el 4% del presupuesto nacional para la educación. No obstante, el presupuesto debe incluir a los estudiantes haitianos que forman parte del sistema escolar en el país. En la salud, el sistema colapsa ante un presupuesto que consume entre las parturientas haitianas la mayor cantidad, cuando de cada diez mujeres que paren en hospitales dominicanos, 8 son haitianas. 

Pero quienes pagan por la educación y la salud de los haitianos son los contribuyentes dominicanos para luego recibir un pésimo servicio en los hospitales y en los planteles escolares. Una nación mal dirigida, por un presidente mediocre, incapaz de tomar medidas que mejoren radicalmente la calidad de vida de los dominicanos, no debe ser elegido para ocupar un puesto de tan alta responsabilidad para la nación. 

La nación requiere de un gobernante probo y equilibrado en la gerencia efectiva de una administración pública transparente, donde se tomen medidas diarias para mejor la calidad de vida de sus gobernados. A su vez el gobernante debe trabajar para garantizar la paz y el bienestar social de los dominicanos. Pero hacerse de la vista gorda y pretender que Luis Abinader está gobernando adecuadamente para defender los intereses del pueblo dominicano es un sueño ilusorio del cual todos debemos despertar. 

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