Estos son los 4 errores que comete tu hijo al ‘hincar codos’ por los que no memoriza nada más allá del examen

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A la hora de aprender, copiar a limpio, subrayar o releer cien veces puede no ser tan efectivo como muchos piensan. Al menos, para realizar un aprendizaje exitoso. De hecho, «saber» aprender es algo que desconocen la mayoría de alumnos, que suelen incurrir en errores comunes. Pero, ¿saben los alumnos españoles estudiar? ¿Siguen alguna táctica para que el tiempo que pasan delante de los apuntes sea provechoso? ¿O solo van a por la nota el día de exámen?
Por desgracia, explica el biólogo e investigador Héctor Ruiz, autor de ‘Aprendiendo a aprender’, «nadie nos enseña sobre este asunto. Se cometen muchos errores comunes y se ponen en marcha técnicas que pueden funcionar a muy corto plazo, para el día del examen, pero que no aportan ningún beneficio a la larga. Hablamos, por ejemplo, de pegarse una panzada la noche anterior, o pasar a limpio los apuntes. Esto puede funcionar para que uno se acuerde las 24 horas siguientes pero en realidad no sirve de mucho porque a los pocos días no se acordará de nada».
Sin embargo, recalca este biólogo, la forma en la que se estudia influye extraordinariamente en los resultados. Para que el cerebro aprenda, advierte, «este debe pensar sobre la asignatura en cuestión. La memoria es el residuo del pensamiento. Y para eso es fundamental entender que aprender no es un proceso meramente receptivo. Lo verdaderamente importante es qué haces después con esa información. Para eso es imprescindible hacer conexiones cerebrales. Y, por supuesto, estudiar haciendo una práctica espaciada, regenerar el conocimiento evocando y cuidar de los recursos cognitivos que tienes».
«Tenemos conocimiento científico al respecto, pero por motivos que desconocemos, no se ha transferido a la comunidad educativa, ni a la universitaria. Trasladar estos avances es algo fundamental que hay que conseguir», concluye este experto.
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El atracón de la noche anterior
«Si queremos obtener nuevos conocimientos que perduren, sean transferibles a nuevos contextos y nos ayuden a aprender con más facilidad en el futuro, debemos comprender que concentrar el estudio en una o pocas sesiones apenas espaciadas en el tiempo es la peor forma de conseguirlo. Y, sin embargo, muchos estudiantes actúan de esa forma», reconoce Héctor Ruíz
Sin embargo, advierte, «lo estudiado de esta manera se olvida pronto, después del exámen, y no implica más esfuerzo ni más dedicación que hacerlo a diario, solo requiere organizarse el tiempo de otra manera. La clave es poder hacer repasos un tiempo después de haber estudiado».
Subrayar o resaltar el texto en colores
Cuando estudiamos un texto, ¿sirve de algo subrayar o resaltar el texto en colores? ¿Contribuye esto a que lo aprendamos mejor? Las evidencias en su conjunto, apunta el autor de ‘Aprendiendo a aprender’, «no respaldan que subrayar o resaltar, ‘per se’, resulten efectivos». Para que arroje algún beneficio, añade, «es importante ser capaces de discernir entre las ideas más importantes y las que no lo son tanto pero, en general, solo se beneficiarán los estudiantes que sepan seleccionar la información oportuna».
Lo subrayado sólo tiene sentido, admite Héctor Ruíz, «si es relevante y es lo que aparecerá en el examen, si se lleva a cabo reflexionando sobre el significado del texto, o si se emplea para apoyar estrategias como la evocación espaciada».
Releer
Volver a leer el libro o los apuntes es quizá la estrategia más habitual que usan los estudiantes, convencidos de que la clave para aprender consiste en repetir. «Y es lógico que lo piensen porque cuando releemos un texto, sobre todo si lo hacemos poco después de haberlo leído por última vez, tenemos la sensación de saberlo sin problemas», reconoce Ruíz.
Sin embargo, esa sensación, explica el autor de ‘Aprender a aprender’, «se debe solo a un fenómeno de familiaridad: que algo nos resulte familiar cuando lo vemos o lo leemos no significa que podamos explicarlo si nos preguntan acerca de ello».
Releer, prosigue, «también es muy popular porque es una actividad que apenas nos exige esfuerzo mental (aparente). Sin duda, es mucho menos pesado volver a leer que tratar de evocar lo leído y parafrasearlo». De igual forma, añade, «es mucho más liviano cognitivamente revisar cómo resolvimos un problema que volver a hacerlo. Pero justo por ello también es mucho menos efectivo, en especial a medio y largo plazo».
Solo los esfuerzos cognitivos «que implican evocación o razonamiento son los que promueven los cambios que el cerebro necesita para consolidar los aprendizajes. Sin estos esfuerzos –advierte–, el resultado es efímero». Por desgracia, insiste, «el hecho de que leer y releer sea muy efectivo a corto plazo, nos hace creer que funciona. No es extraño que la práctica de la evocación resulte menos atractiva en comparación. Al fin y al cabo, evocar requiere de un esfuerzo cognitivo mayor que releer y, encima, nos revela nuestras debilidades».
Copiar, copiar, copiar…
El caso de copiar, destaca Ruíz, «es muy parecido al de releer». Y aunque parezca que es una forma de releer más activa porque, al fin y al cabo, «debemos reescribir lo que leemos, en realidad es igual de ineficaz para promover el aprendizaje. En otras palabras: para el tiempo y el esfuerzo extra que representa copiar, es mejor solo releer. En cualquier caso, copiar no es buena opción para estudiar».
Para que una información perdure en nuestra memoria, insiste, «no es suficiente con que le hayamos prestado atención. «Exponerse a una información no sirve de mucho si no pensamos en su significado. Y copiar un texto, un esquema o un dibujo es algo que no nos exige pensar acerca de su contenido. Es más, incluso podemos llegar a hacerlo mientras pensamos en otra cosa».
Por eso, resalta este biólogo, «pasar los apuntes a limpio no nos aportará mucho si lo hacemos copiando sin más. En cambio, será más efectivo hacerlo después de leer, pero sin copiar, es decir, sin tener la fuente original a nuestro alcance».
Es el momento, concluye el autor de ‘Aprendiendo a Aprender’, «de cambiar las estrategias para adquirir conocimientos y lograr que estos sean más profundos y duraderos».