Educación

El consejo del poeta Marwán a los jóvenes: «Que encuentren un porqué, “lo más difícil en estos tiempos”»

La motivación y el amor por lo emprendido, entre los temas debatidos durante el ciclo «Educación al rescate», organizado por la Universidad Nebrija

S. F.

La impaciencia, el querer lograr todo aquí y ahora y los ladrones de tiempo de los móviles forman parte de una cultura de la inmediatez que se ha instalado en nuestras vidas y que, especialmente afecta a los adolescentes, ya nacidos en entornos digitales. Hallar la motivación en temas que les apasionan, disfrutar del camino en pos de sus sueños o pararse unos pocos segundos ante el contenido que van a compartir en las redes sociales son algunos de los consejos que compartieron el cantautor y poeta Marwán, la periodista Pilar Bernal y la experta en coaching y resolución de conflictos Patricia Tudó. El segundo ciclo de Educación al rescate, organizado por la Universidad Nebrija, enfocó una sesión en línea dirigida a orientadores y profesionales de la educación, pero también a padres y madres.

Que encuentren un porqué, «lo más difícil en estos tiempos», fue una de las declaraciones de intenciones que Marwán dirigió a los jóvenes. «Hay que arrebatarlos con algo que amen: el deporte, la escritura, la colaboración en una ONG… debemos ayudarlos a encontrar en su camino algo que amen con una vocación de servicio». El poeta madrileño está de acuerdo con la frase «si no sirves, para qué sirves», justo en un momento en que los adolescentes están «muy conectados con la instantaneidad». La motivación a largo plazo, para él, es una de las claves para reconsiderar conceptos como el éxito, “muy golpeado por el mundo del coaching y de la autoayuda, que está “asociado a las cifras y a la autoexplotación más que a las sensaciones o a las satisfacciones”. El autor del poemario Una mujer en la garganta reclamó la rebeldía en unos jóvenes «abandonados por las administraciones y por los políticos en el ámbito laboral».

La incertidumbre está presente y reconocida en nuestra sociedad. El problema aparece cuando no hacemos nada y desemboca en el miedo, «una sensación muy poderosa». Así lo cree Pilar Bernal, periodista de Internacional en Tele 5. «Las situaciones difíciles forman parte de la vida y la capacidad de adaptarse a este mundo líquido es también una fortaleza que debemos transmitir a nuestros hijos», advirtió. Aunque «todos a los 15 años nos hemos sentido invulnerables», la juventud actual «se cree inmortal e invencible en las redes sociales, pero en esos ámbitos virtuales no tienen esa conexión con una realidad que no controlan».

«Arponeros despiadadso»

Ante «el río revuelto de lo digital y lo real en el que hay arponeros despiadados en busca de presa», Pilar Bernal instó a los jóvenes a pensar antes de compartir contenidos en las redes sociales. Sin dejar de lado los modelos de conducta que como padres debemos adoptar en este sentido hacia nuestros hijos, la vicepresidenta de Reporteros Sin Fronteras hizo hincapié en el daño de las noticias falsas, que «en sí mimas son la primera mentira, porque si es falsa no es una noticia, sino basura informativa, patraña, bulo o porquería». La desinformación ataca especialmente a personas nativas de entornos digitales. Dentro del consumo privado de la información, difundimos «las noticias que más nos indignan y nos queman». Como «el que está siendo manipulado es el que se imagina que no lo está», Bernal pidió a los padres que les pregunten a sus hijos quién dice lo que van a compartir o de dónde viene para comprobar si la fuente está «contaminada».

Esta pedagogía, que ella misma ha emprendido en un grupo de WhatsApp de primas, sirve para para que algunos interioricen «rutinas de limpieza informativa». Pilar Bernal lo tiene claro: «Sin autoría, la impunidad es absoluta; que al menos tengan olfato de lo que es sospechoso; si conseguimos que esta labor detectivesca se abra paso, lograremos inocularles un antídoto contra la desinformación».

Patricia Tudó, experta en coaching y gestión de conflictos, subrayó en el debate moderado por Marina Vega, asesora del Departamento de Admisiones de la Universidad Nebrija, dos valores esenciales para los integrantes de la denominada generación Z: la motivación y la planificación. En este segundo aspecto, “los padres debemos implementar un hábito en planes personalizados de 21 días con un premio final, si es posible inmaterial”. Los objetivos planteados en estas acciones han de ser, para ella, «específicos, medibles, alcanzables y realistas para que vayan adquiriendo autonomía y responsabilidad».

Reconociendo que el ritmo de la naturaleza es diferente al ritmo de lo digital y esquivando la «trampa» del «aquí y ahora», Patricia Tudó instó a las madres y a los padres a inculcar la espera de las cosas en sus hijos. La ilusión, la capacidad para saber qué sensaciones tienen y la tolerancia a la frustración son, a su juicio, elementos clave para el futuro de los jóvenes.

Conexión y contacto

La experta en gestión de conflictos alabó el aprendizaje de gamificación -por el juego-, presente en los dispositivos, pero reclamó más contacto físico y más conexión presencial sin olvidar el fomento de la creatividad y la felicidad en sociedad: «Los jóvenes pueden decirse por la noche que hoy alguien está mejor gracias a ellos y también pensar que la silla donde están sentados fue inventada por alguien, elaborada por otra persona y transportada por un tercero».

La conciencia crítica «que debemos inocular a nuestros jóvenes» fue otro de los campos de debate expuestos por Pilar Bernal. Contó que cuando tenía 13 años fue sola desde Cartagena a Madrid, en un autobús «lleno de heavies», para acudir a un concierto del grupo Guns &Roses. «Mi madre estaba forjando mi carácter con esa muestra de confianza. Ahora nuestros hijos son pequeños más tiempo por nuestros escudos protectores infinitos, no tienen tiempo para ser progresivamente mayores; a nosotros, nuestros padres nos lo permitieron». A su juicio, los jóvenes de hoy están expuestos a otras agresiones, «a las que reaccionan con cierta banalidad». La «falsa sensación de sentirse seguros en las redes comentando asuntos peligrosos que corren como la pólvora» debería combatirse, de acuerdo con Bernal, con el desarrollo de la capacidad crítica.

Marwán, que empezó como un autor independiente y ahora sus libros son editados por Planeta y sus discos, lanzados por Sony, reveló esa doble cara de las redes sociales: la «bendición» de compartir tu obra y publicitarla y la «maldición» de quitarte tiempo para componer o escribir. «Esa ventana fabulosa a veces abusa de ti», reflexionó en voz alta antes de volver a dirigirse a los jóvenes: «Hay muchas maneras de ser felices, tengo amigos que dieron tres pasos atrás y volvieron a mirar el paisaje. Debemos enseñarles más el concepto de camino que de meta. Casi toda obra bella conlleva una meta que es el camino».

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