Opinión

Andrés L. Mateo, TC y Leonel Fernández

Ya lo he escrito -y lo repito-: al ex Presidente Leonel Fernández –después de su otrora correrías en “defensa” dizque de la Constitución, su consigna “E pa’ fuera que van” y transfuguismo-, no lo conozco.

Contrario, al que sí creía haber leído bien, al menos sus artículos de opinión, era al inefable vate e intelectual; pero más que nada “político de la secreta”, Andrés L. Mateo, que, después de escribir cientos de artículos, en su sacrosanto magisterio ético-cívico –sobre la actividad política y el ejercicio de los poderes públicos-, se acaba de despachar con una entrevista, ¡de antología!, al ex Presidente Leonel Fernández en su calidad, ahora, de candidato oposicionista -la misma trinchera del político-intelectual disfrazado de “hacedor de opinión pública”- y experto-teórico en materia sanitaria.

Honestamente, y ante esa maroma –mediática-oposicionista- del vate, habría que indagar, o mejor consultar, quizás con algún especialista de la conducta humana –psicólogo o psiquiatra-, cómo alguien puede desdoblarse, en su íntima convicción ética-filosófica y política –a menos que no estemos ante un simulador-, de tal forma que lo que hasta hace poco era la personificación de la degradación política y toda suerte de perversidad en el ejercicio del poder, de golpe y porrazo, hoy, es opositor respetable y voz autorizada (ver entrevista Noticias-SIN).

¡Oh, Dios, cuánta genuflexión en un solo vate! Pero es su derecho, pues cada quien tiene que procurarse el pan de cada día, como manda el Altísimo, con el sudor de su frente. ¡Quien te viera y te oyera, Andrés L. Mateo! Amén.

Pero, no solo el vate, Andrés L. Mateo, está rompiendo record –o mejor dicho, pujando para su trinchera política- en estos tiempos difíciles de Covid-19 y turbulencias políticas, sino también –y desde otro ámbito (no necesariamente político)-, el Tribunal Constitucional (TC) que sobre el transfuguismo del ex Presidente Leonel Fernández ha hecho mutis sepulcral, también de antología.

Y en lo que respeta a mí y al ex Presidente, nada nuevo o que no haya escrito –sin avergonzarme ni hacer genuflexión-: en su momento, lo defendí, como compañero de partido y Presidente del país con un legado que, en mi opinión, está tirando por la borda tras una ofuscación-fijación, ya mesiánica: volver a ser presidente –a cualquier precio-; y si no –como casi seguro-, procurar que su otrora partido –el PLD- y sus ex compañeros –desde su jerarquía hasta sus bases- salga del poder a sabiendas que será, seguro, para peor. Sin embargo, es su derecho, como el de Andrés L. Mateo en su acrobacia-maroma periodística.

Finalmente, quepa aquí aquellos versos oportunos del poeta Adán Aguilar –que el déspota ilustrado de Joaquín Balaguer recreara en su Tebaira Lírica-: “…a todos los espero para combatirlos, uno a uno como caballeros, a todos juntos como malandrines…”.

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