Opinión

El misterio del amor de Lindsay estaba en la cacerola

Por: Rafael A. Escotto

 

«El matrimonio es un sacramento: es indisoluble. Pero hasta la Iglesia acepta que a veces mantener esa unión puede ser lesivo para uno de los cónyuges o para su descendencia.» (Linda D Ambrosio)

 

Todo parece haber comenzado en las cálidas aguas del mar Caribe con unas clases de buceo marino. En ese extraño y colorido mundo de vidas subacuática, de algas, de corales y de costas el paisaje submarino se torna romántico y cautivador. Es un universo casi ignorado, de escondrijos indiscretos, de aguas color turquesa que ilusionan e invitan al fanfarroneo con las criaturas multicolores que habitan en las profundidades marinas.

 

Ya lo dijo Pablo Neruda cuando sus ojos despiertos vieron el ancho mar: «No sé si aprendo música o consciencia/no sé si es ola sola o ser profundo/o sólo ronca voz o deslumbrante/suposición de peces y navios/El hecho es que hasta cuando estoy dormido/de algún modo magnético circulo/en la universidad del oleaje.»

 

El oceano alberga una asombrosa variedad de criaturas hermosas, que van desde los organismos unicelulares hasta el animal más grande que habita en la Tierra, la ballena azúl. También es el hábitat de los arrecifes de coral, uno de los ecosistemas con más diversidad biológica del planeta. Es un mundo fascinante y envolvente.

 

El mar posee esa misteriosa dubitación: respeto/incertidumbre. Su vastedad y lo inconosgcible tienen siempre ese secreto, esa atracción sugestiva a desvelar los misterios que habitan en su abismo. Algunas personas se aventuran por simples desafios y otros como materia de estudio cientifico.

 

A sus 64 años de edad ella parecia haber logrado todos sus sueños terrenales. No obstante, la escritora Lindsay de Feliz sentia ese inmenso deseo  de regresar fascinada a bucear en aquellos aguas tropicales, tocar con sus dedos los arrecifes vestida con piel de sirena. De seguro que alguna vez la escritora británica leyó a Mario Benedetti dudar sobre la existencia de aquella criatura de la mitologia griega y aún asi el poeta uruguayo necesitaba pensar que si. 

 

«Te oia cada noche/te invento a veces con mi vanidad/o mi desolación o mi modorra/del infinito mar viene su asombro/lo escucho como un salmo y pese a todo/tan convencido estoy de que no existes/que te aguardo en mi sueño para luego./»

 

Linday, como todo intelectual inquieto deseosa de descubrir los arcanos, parece que soñaba con transitar los caminos inexplicables que le dan sentido a los pueblos y que pueden conducir a encontar  los tesoros, frutos de sus grandes utopias como escritora. 

 

En este caso, casi obligado por la ilusión, regreso a Benedetti para que sea el poeta quien responda a la utopia y esperanza, a la que siempre los seres humanos estan unidos, de una escritora inglesa que se habia enamorado de los irresistibles cantos y del embrujo de una isla escindida, veamos:

 

«Cómo voy a creer/que la esperanza es un olvido/o que el placer una tristeza/cómo voy a creer/dijo el fulano/que el universo es una ruina/aunque lo sea/o que la muerte es el silencio/aunque lo sea/.»

 

Esta clase de fuerza interior es posible que haya conducido a Lindsay de Feliz a una atracción fatal, algo asi como aquella película de suspenso estadounidense de 1987, del mismo nombre, dirigida por Adrian Lyne y protagonizada por  Michael Douglas, Glen Close y Anne Acher.  

 

Por otro lado, el afan de escribir que sentimos los escritores nos lleva a penetrar muchas veces mundos inseguros, como le sucedió al periodista estadounidense Truman Capote en otra gran novela «A sangre fria»,  que fue clasificada de novela negra por el tambien escritor Raymond Chandler autor de la novela «El simple arte de matar

 

El tranquilo y hermoso pueblito de Cacique, Monción, en la provincia de Santiago Rodriguez situado entre montañas y grandes pinares, ha sido el escenario de un crimen lamentable, el cual ha causado consternación en todo el pais, por tratarse de una gran escritora británica quien tiene una obra escrita titulada ¿Que hay de tus cacerolas? (¿What about your saucepans?), una especie de memoria o relato literario de no ficción de su vida, escrita en la República Dominicana.

 

Este misterioso asesinado esta siendo investigado por las autoridades policiales domiicanas y se espera que los expertos den prontamente con el y/o los verdaderos asesinos de esta escritora. En medio de la aflicción que ha causado este horroroso crimen, haciendo una abstracción de lo intelectual, uno se pregunta: ¿Es posible que el amor sea algo indecifrable por habitar imperceptiblenente en la parte más tenebrosa y tambien en la luminosidad del ser?

 

El amor tiene varios componentes psicológicos en los que entra la debilidad de las emociones. Por un lado, es un sentimiento de atracción emocional y sexual que se tiene hacia una persona con la que se desea tener una relación o convivencia bajo el mismo techo. Muchas veces nos confundimos sobre el verdadero sentido del amor. Por ejemplo, un corazón atravesado por la flecha de Cupido personifica el amor  romántico, en cambio, un corazon roto encarna el desamor.

 

En la etapa del desamor entran varios sentimientos desagradables. Veamos esta frase que con frecuencia oimos: «No me prometas un por siempre por que no existe tal cosa. No me prometas el mundo porque nunca ha de ser tuyo,No me prometas el cielo porque nunca podrás alcanzarlo, y no me prometas tu amor eterno porque de todas formas, nunca he de ser tuya o tuyo». A veces derrochamos amor con la persona equivocada.

 

El amor es algo quimérico o ilusiorio que se adueña misteriosamente de la mente en forma de obsesión y casi siempre tiene un final nefasto. A pesar de que en el amor también está presente el azar, es a la vez uno de los atractivos más importante. Es la fuerza que impulsa a los seres humanos a hacer las cosas bien, por eso es respetado como un valor que tiene bien definido el disentrimiento entre el bien y la infamia.

 

El otro lado romántico del amor nos lo describe el poeta español Gustavo Adolfo Bécquer: «Podrás la muerte/cubrirme con su funebre crespón/pero jamás en mi podrá apagarse/la llama de tu amor/.» En este poema podemos apreciar el amor obsesivo, no obstante, solo se percibe en las etapas preliminares. Sin embargo, en algunas personas la obstinación es tan apasionada que la relación se torna destructiva y espantosamente desgarradora.

 

Y el poeta chileno Pablo Neruda distanciado del amor escribe: «Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy/El río anuda al mar su lamento obstinado/Abandonado como los muelles en el alba/Es la hora de partir, oh abandonado! Sobre mi corazón llueven frías corolas/Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!.»

 

El escribir es igual que el amor, una obsesión. La escritora Lindsay de Feliz cayó en el lado oscuro de la obsesión y en ese estado sentimental equivocó el sentido verdadero del amor. En un trabajo publicado en el periódico El pais por la periodista Linda D. Ambrosio, esta expresó, refiriéndose al amor equivocado:

 

«En la antesala de los años dorados, cuando hemos transitado por el variopinto camino de la convivencia durante muchos años, escucho a mi alrededor todo tipo de cosas. Hay quien se exaspera calladamente mientras escucha a su pareja sorber el yogurt de la cucharita cada mañana, odiándolo en silencio; hay quien toma los “defectos” de la pareja como atributos personales y los contempla con cariño; hay quien piensa “¿A dónde voy a ir yo con mis sesenta años?».

 

Tenemos que concluir este trabajo con una frase de Juliette Binoche sobre la atracción: La atraccion esta más allá de nuestra vountad o de nuestras ideas a veces».Talvez esa atracción mortal está en estas palabras de seducción: «Te espero atrás de la luna, ¡allá donde nadie nos vea!» Quizás, como el título de este artículo, El misterio del amor de Lindsay estaba en la cacerola. 

 

Posiblemente sea el titulo de este artículo el tema para un projecto de novela de ficción que escribiré sobre este horrendo crimen de Monción. Ya tengo una novela corta policiaca inédita titulada: «Asesinato en el velatorio», ambientada en la Francia napoleónica de 1870. Por falta de apoyo económico no se ha podido publicar.

 

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