Salud

Signos de intolerancia a la lactosa que no conocías

REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Aunque pensemos que “no ser tolerante” a ciertos alimentos es un invento del nuevo siglo, lo cierto es que existe desde que los seres humanos consumimos no solo leche, sino también cereales o legumbres.

En este artículo te contamos cuáles son los signos de intolerancia a la lactosa para que puedas determinar si tienes o no problemas para digerir este alimento.

Se trata de un trastorno que surge tras la ingesta de lactosa, debido a una deficiencia en la enzima encargada de digerir esta sustancia.

Al ser mal absorbido, el azúcar de la leche pasa al colon donde se fermenta y genera gases.

El consumo de leche, yogur o helado por parte de una persona intolerante no produce daños graves o irreversibles en el tracto intestinal, sino que sus síntomas son transitorios.

Muchas personas creen que padecen este problema cuando en realidad se debe a un crecimiento bacteriano excesivo, enfermedad celíaca o inflamación intestinal.

Las mutaciones genéticas del ser humano han permitido que podamos seguir consumiendo lácteos en la edad adulta.

Sin embargo, hay quienes no producen suficientes enzimas para absorber la lactosa y es entonces cuando se presenta la condición.

Merece la pena destacar que la mayoría de los pacientes presentan intolerancia primaria; es decir, que pueden consumir una taza de leche (o derivados) sin experimentar síntomas o incluso ingerir lácteos junto a las comidas sin cambios a nivel intestinal.

Se puede optar igualmente por productos bajos en lactosa o tomar suplementos de lactasa.

Síntomas de intolerancia a la lactosa

Los signos de este problema suelen aparecer entre los 30 minutos y las 2 horas después de consumir cualquier alimento que contenga lactosa.

La severidad de los síntomas dependerá de cada persona, de la cantidad ingerida y del grado de insuficiencia de la enzima lactasa en el estómago.

Merece la pena aclarar que las señales que presenta el organismo no siempre son específicas de esta condición.

Así, pueden estar “compartidas” con otras patologías o enfermedades gastrointestinales (principalmente la gastroenteritis aguda).

Una “pista” que nos puede servir es analizar el momento en que aparecen los síntomas. Si lo hacen tras la ingesta de leche, yogur, queso, helado, etc. es más probable que se deba a intolerancia a la lactosa.

  1. La fermentación de la lactosa gracias a la acción de bacterias intestinales produce heces más ácidas que pueden ocasionar irritación y ardor al defecar.
  2. Este proceso también puede provocar hinchazón y dolor abdominal y una mayor cantidad de gases (que se mantienen por varias horas tras la ingesta de lácteos).
  3. Es probable que las heces y las flatulencias tengan un olor muy fuerte y fétido.

La diarrea o el estreñimiento pueden ir de la mano con la intolerancia, ya que la flora intestinal se desequilibra. También son muy frecuentes los calambres o cólicos estomacales.

En los niños o adolescentes intolerantes a la lactosa son comunes las náuseas o los vómitos.

En casos crónicos (deficiencia secundaria de la lactasa) también se puede presentar:

  1. Descenso de peso notorio
  2. Enrojecimiento perianal
  3. Espasmos abdominales
  4. Defecación explosiva

Además, estos pacientes experimentan problemas cutáneos, cansancio extremo y dolores en las extremidades.

¿Cómo detectar la intolerancia a la lactosa?

Si creemos que padecemos este problema es fundamental acudir a un especialista. El profesional indicará diferentes estudios que permitan diagnosticar el cuadro.

Las pruebas más usadas son:

Medición de respuesta glucémica

  1. Primero se extrae sangre para conocer el nivel de glucemia inicial.
  2. Luego el paciente recibe una sobrecarga de 50 gramos de lactosa cada 30 minutos durante 2 horas (4 ingestas).
  3. Tras ello se obtiene otra muestra sanguínea para determinar la cantidad de glucosa.

Si los índices son iguales se debe a que la lactasa no actúa como corresponde.

No obstante, esta prueba es poco específica, ya que existen otras patologías que pueden alterar la glucemia como, por ejemplo, la diabetes mellitus.

Medición de hidrógeno en el aliento

Es el método más utilizado para detectar la intolerancia a la lactosa. La persona debe consumir una solución con lactosa y, a intervalos de 15 minutos, sopla en unas bolsas herméticas.

Cuando los azúcares de la leche no son digeridos y se dirigen al intestino, las bacterias los usan como alimento y producen hidrógeno.

Por lo tanto, si el aliento tiene una buena cantidad de este compuesto, es probable que se deba a un problema con la digestión de los lácteos.

Biopsia de intestino delgado
Las muestras necesarias para este estudio se obtienen a través de una endoscopia esofágica o gastrointestinal.

Estos fragmentos de tejido del intestino son posteriormente analizados en el laboratorio para constatar la presencia o la ausencia de lactasa en la mucosa.

Acidez de las deposiciones
Esta prueba se usa mayormente en los niños pequeños ya que a corta edad los demás estudios son poco prácticos o arriesgados.

Test genético
La evaluación realizada tiene como objetivo detectar una intolerancia primaria ocasionada por el gen MCM6.

Una muestra de sangre o de saliva del paciente es suficiente para analizar los dos polimorfismos relacionados con esta condición.

Fuente: mejorconsalud.com

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