Espíritus burlones se apoderan de México por Día de Muertos
Por Luis Manuel Arce Isaac
Esa perspectiva causa sobresaltos en la Secretaría de Salud pues el país está en pleno repunte epidemiológico y las fiestas pueden agravarlo.
Las autoridades se desgañitan con sus advertencias de guardar la sana distancia y festejar de manera virtual, pero ya la adoración a San Judas Tadeo el pasado 28 demostró que la pasión feérica es muy fuerte, cuando las oleadas de peregrinos, sin cubrebocas y pegados como siameses, se aglomeraron frente a las parroquias a pagar sus promesas al patrón de las causas perdidas.
Mil agrupaciones musicales, solamente en la capital, compartirán acordes y cantos frente a altares virtuales y calaveritas literarias, y las coplas, trovas y baladas, sones y marchas, guiarán el camino de ánimas y huehuentones (nacidos del ombligo) durante una semana de jolgorio con fuerte aliento a tequila, mezcal, cerveza, tacos al pastor y carnitas, que también llevarán a los sepulcros en los cementerios de ricos y pobres, para compartirlos con sus muertos.
El color de la flor de cempasúchil –que en casi toda América se conoce como la flor de muertos y son básicas en las coronas funerarias- pinta los principales espacios y paisajes de México e indica que la fiesta de las ánimas o de los fieles difuntos como se le conoce en otros lares, está tocando la puerta.
Orquestas, bandas, ensambles y coros comunitarios afinan instrumentos y humedecen gargantas porque la jornada será larga, y sobre todo muy deseada después del cansancio, el desgaste y la zozobra provocada por un virus letal que ha llevado a la tumba a 90 mil mexicanos.
Una institución cultural famosa en México, la Casa Lamm, de las hermanas Germaine y Claudia Gómez Haro, colaboradoras del historiador de La Habana Eusebio Leal Spengler, le dedicarán este día de fieles difuntos a ese gran cubano, que vivirá eternamente en el corazón de su pueblo.