¿Puedes morir de un infarto por culpa del sexo?
Un estudio desmonta el mito del ataque al corazón practicando sexo: se da el 1% de los casos en este contexto
Si no hay florituras, el esfuerzo en la cama equivale a subir un tramo de escaleras. Con los amantes nos esforzamos mucho más que con las parejas
La escena se repite a menudo en los telefilmes de sobremesa: Una pareja -él peina canas, ella siempre joven y guapa- mantiene una fogosa relación sexual hasta que, de repente, él se lleva la mano al pecho y cae fulminado en la cama. «Su corazón no pudo soportarlo», suele decir el médico que, en la ficción, llega para intentar resolver el entuerto y sólo puede firmar el certificado de defunción.
El sexo es, para el cine, un arma que, con frecuencia, desencadena una muerte súbita. Pero lo cierto es que la combinación de coito y parada cardiaca es rara; sucede en contadas ocasiones, tal y como acaba de demostrar un estudio presentado en el Congreso que la Asociación Americana del Corazón acaba de celebrar en California. Esta investigación analizó las circunstancias de 4.457 paradas cardiacas sucedidas entre 2002 y 2015 en una localidad de noroeste de los Estados Unidos y demostró que sólo 34 de ellas se produjeron durante o inmeditamente después de un encuentro sexual.
«Se han hecho varios estudios y lo que muestran es que sucede en menos del 1% de los casos«, señala José María Maroto, director de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca La Salle IRF de Madrid, quien subraya que «hay mucha leyenda urbana» en torno al asunto.
Pese a lo que muchos piensen, la actividad física que se practica durante el sexo puede compararse, si no se hacen muchas florituras, «a la que se practica al subir dos tramos de escaleras» , señala el cardiólogo. Una hora en el gimnasio, una caminata a buen ritmo e incluso una carrera para no perder el autobús pueden ser, por tanto, mucho más exigentes que un revolcón.
La rumorología ha señalado al sexo como causa de la muerte de muchos políticos, actores y famosos en general (el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt o el gobernante francés Felix Faure son algunos de los que, según las malas lenguas, murieron en brazos de sus amantes), pero Maroto cree que la lista es mucho menor que la que se sugiere porque «el sexo no es peligroso».
Un aspecto importante que ha señalado la investigación estadounidense es que si una parada cardiaca ocurre durante un encuentro sexual, es mucho más probable que sea un varón quien la sufra. «En nuestro trabajo vimos que la proporción era 10 veces superior en el caso de los hombres», comenta a través del correo electrónico Aapo Aro, cardiólogo del Hospital Universitario de Helsinki (Finlandia) y uno de los principales firmantes del trabajo.
En su opinión, esto puede deberse «a las diferencias en el nivel de ejercicio físico que se practica, así como a que las características de la enfermedad cardiaca en hombres y mujeres tampoco son iguales». Pero Maroto también apunta que las relaciones extramaritales, en las que el hombre puede intentar ‘lucirse’ más que con su pareja habitual, pueden contribuir a esta diferencia.
A los investigadores estadounidenses también les ha llamado poderosamente la atención el hecho de que las maniobras de reanimación cardiaca no fueron frecuentes en estas circunstancias. «Se realizaron en un tercio de los casos, una cifra muy similar a las que se ven en otros casos de paradas cardiacas», comenta Aro. «Esperábamos tasas mucho más altas ya que, por definición, el testigo de una parada cardiaca durante un encuentro sexual es la pareja», explica. Pero quizás el cine también tenga mucho que ver con esta respuesta. Porque, en la ficción, el boca a boca nunca entra en el plano final.