Se Agudiza la Guerra Informativa; La Tecnología Incrementa el Conflicto

(Análisis Noticioso)
Rey Díaz nadaorg.22@outlook.com
Nueva York. – El trabajo que realizan los profesionales de las noticias a través de los medios masivos de comunicación llena una importantísima función social en el mundo actual. El ser humano del tercer milenio tiene una necesidad perentoria de conocer lo que sucede en su entorno, ya que de ello dependen muchas de las decisiones que debe tomar en un mundo cada vez más complejo y versátil. La sobrevivencia individual y colectiva está en juego constantemente y depende primordialmente de la capacidad de estar bien informado.
La guerra entre los profesionales de la prensa digital, radial, escrita y televisada recién ha empezado y un crudo enfrentamiento está tomando lugar entre dueños de medios, periodistas parcializados que medran al servicio de intereses que promueven grandes males sociales, como son la corrupción e impunidad de gobiernos impopulares, y por quienes han abrazado la profesión con la dignidad de un sacerdocio con disposición a defender los valores humanos y el interés colectivo. Antes de llegar al análisis profundo sobre ese tema, resaltemos en primer lugar, el derecho que tienen todos los sectores de la sociedad de estar bien informado.
La imposibilidad de estar bien informado crea un vacío en la persona que busca ávidamente conocer la realidad de los hechos que ocurren en su entorno y que le afectan directa o indirectamente. En la necesidad de adquisición de los avances tecnológicos, cada vez más sofisticados y difíciles de operar de esta era, porque nadie quiere quedarse atrás, desde un marginado campesino alejado del ruido de la ciudad, con falta de recursos, y que además vive en contraste de aquellas personas que tienen más alto nivel adquisitivo y que invierten grandes sumas de dinero; que bien pudieran ser usadas en otras áreas de mayor utilidad, o de mejor utilidad personal, en una búsqueda constante de estar mejor informado sobre el acontecer nacional e internacional.
Estar al día con la tecnología
En este ámbito debemos tomar en cuenta el alto costo y gran nivel de consumo de los dispositivos que se usan como receptores y transmisores de información, los cuales son cada vez más sofisticados, pero que pierden actualidad en poco tiempo, debido a la velocidad con que la tecnología se renueva, y que a poco tiempo deberán ser sustituido por otro más veloces y de mejor gama de utilidad, que se adquieren en aras de estar al día con el acontecer local y mundial, porque ya lo que acontece en cualquier parte del mundo está directamente relacionado y puede afectar la vida de lo que ya se ha dado en llamar como la aldea global.
En una sociedad de alto consumo que nos hace a todos cómplices del uso y abuso de los recursos de la tecnología, donde siempre estamos tras el último dispositivo que haya salido al mercado para poder estar competitivamente al día con la tecnología. Sin embargo, para esto necesitamos cambiar los ordenadores, los celulares, las calculadoras científicas, los televisores, las impresoras, y todos los equipos producto del avance tecnológico en que vivimos. Cada año las compañías producen un producto más avanzado y el objeto por el cual pagamos cientos de dólares, quedará obsoleto tan pronto saque el dispositivo de la tienda.
Un poco de historia: mi experiencia
Durante los años de mi adolescencia y luego al entrar en la edad adulta nunca como ahora recibí tanta presión social para ponerme al día con los avances tecnológicos de nuestro entorno social. Viví con muchas limitaciones en muchos aspectos, pero sin la presión social que me empujaba hacia la obtención de objetos materiales como en la actualidad.
La presión a la que he sido expuesto proviene de los mismos hijos y del trabajo que realizo haciendo mi labor profesional. Esta presión poco a poco fue imponiendo una carga pesada, casi un deber necesario y urgente de actualizarme a nivel tecnológico tanto para no hacer el ridículo, como también para no quedar arropado por la tecnología. A su vez sentía la urgencia de ponerme al día con la tecnología para no quedarme atrapado en el pasado en comparación con los hijos, amigos y compañeros de trabajo.
Así que tuve que actualizarme al cambiar mi celular que solo usaba para llamar y recibir llamadas. Los hijos se burlaban de mí y de mi retraso ante el avance que se vive en el mundo. Fue más el orgullo que la presión que hizo revivir en mí la necesidad de cambiar aquel celular simple hasta obtener uno de los teléfonos inteligentes que cumplen múltiples funciones propias de los avances experimentado en el mundo moderno.
Pude resistir con éxito la tentación con los beepers o localizadores, de los años 80, lo cierto es que veía a los médicos en los hospitales hacer uso de ese dispositivo, pero creía que perdía mi libertad, si a cada momento debía responder un beep, era para salir corriendo, encontrar un teléfono y contestar así el llamado. Pero a eso ha evolucionado para convertirse en una adición por los llamados teléfonos inteligentes. Más que teléfono inteligente debe llamarse instrumento de adición moderna.
Si es cierto que podemos usar el celular como una computadora, con múltiples funciones que van desde la calculadora, cámara, ordenador, para enviar mensajes de texto, grabadora, filmar, usarlo como televisión, obtener información al día, diccionario, traductor, conectarte para ver, leer o enviar noticias, estar conectado por Integran, Facebook, Twitter y usarlo como GPS y cientos de otros usos que se les puede dar al celular inteligente. Sea como sea, estamos perdiendo el contacto personal, entre amigos y familiares, mientras estos dispositivos nos están robando el tiempo que podemos estar usando para enriquecer nuestras relaciones interpersonales.
La verdadera guerra digital
Debemos notar, sin embargo, que la tecnología moderna ha generado la proliferación de medios digitales y las noticias que son colocadas en el internet, sean falsas o verdaderas, compiten con el trabajo de los profesionales del periodismo que buscan en fuentes seguras y confiables los datos noticiosos para redactar las noticias con las cuales informan y orientan al público en general que busca con avidez los medios para satisfacer la necesidad de consumir información.
Pero hay una diferencia entre el profesional de la prensa apegado a normas estrictas de objetividad, y que se diferencia de ese periodismo especulativo que muchas veces se ve en las redes sociales, contrario a una buena transmisión de noticias sobre hechos fehacientes apegados a la verdad.
El gran dilema es que aún los profesionales de la prensa caemos también muchas veces en el ámbito de la especulación, bien sea por creernos que estamos por encima del nivel de inteligencia de nuestros lectores, o porque creemos que todo el mundo va a tragarse el análisis lleno de criterios parcializados, en parte, por nuestras propias limitaciones, tal vez falta de acceso a las fuentes informativas, no saber buscar la noticia, o por los prejuicios y limitaciones humanas de cualquier índole.
Sabemos que hay quienes usan los medios para desinformar más que para informar. Y lo triste del caso es que lo hacen con mala intención, pues obedecen a intereses de empresas, gobiernos y también a grupos políticos partidistas. Esto desacredita el trabajo que otros hacen, pero a la vez sirve para que el lector promedio ejercite su juicio acucioso para que nadie le confunda entre una noticia falsa y una noticia verdadera. Además, existen personas que difunden falsa información por el solo hecho de pretender ser alguien de influencia en las redes sociales. Este tipo de personas abundan por todas las redes sociales.
La noticia falsa
Para distinguir las características propias de una fuente noticiosa y discernir los criterios de cuándo una noticia es falsa, en comparación con los detalles de una noticia verdadera debemos ejercitar un juicio crítico de lo que leemos, unido a una curiosidad juiciosa que nos permita hacer nuestra propia investigación para no caer atrapados en el engaño de los que escriben tonterías en las redes sociales y en los medios de comunicación social.
La noticia verdadera
No todas las personas están en la capacidad de hacer este tipo de investigación descrito más arriba para descubrir, quien es la fuente, el medio que la transmite, y los intereses políticos que esa fuente pueda tener para decir lo que detalla. Pero podemos decir simplemente que la noticia verdadera se distingue de la falsa, por los datos que aporta tanto una como la otra. Y por eso debemos probar las fuentes noticiosas. La noticia verdadera apunta sobre un hecho verificable. Si no se puede verificar la noticia, la noticia es falsa, o de dudosa procedencia.
Casi todas las noticias importantes serán reportadas por distintos medios de comunicación, agencias de noticias. Ahora bien, un profesional de la prensa siempre se percatará de corroborar su fuente de información para no informar cosas que nunca acontecieron. Los profesionales de la prensa verdadera consultan las fuentes noticiosas y cualquier persona que desee conocer el origen de la información puede consultar la fuente y verificar la falsedad o la veracidad de la misma.
El Periodismo amarillo o sensacionalista
Este tipo de periodismo presenta su material de información apelando a los aspectos emocionales del lector. Reporta hechos insólitos, que tienen que ver con el sadismo, con las violaciones a los derechos humanos, con el crimen, la violencia de género, amplificando lo sucedido para atraer el interés del lector. Por lo regular imprimen fotos de hechos horrendos.
El periodismo amarillo busca destacar la violencia, el crimen, los conflictos personales de los famosos como los divorcios que terminar en una litigación conflictiva por los intereses económicos de los cónyuges. Presentan los horrores de asesinatos y crímenes pasionales en primera página, donde la víctima aparece desangrada en fotos horrendas. Hay infinidad de periódicos tanto en inglés como también en español que llenan este criterio de periodismo amarillo.
Este periodismo se consume como pan caliente en los estanquillos y puestos de venta de periódicos y revista, así como por Internet. Entre los consumidores de este tipo de lectura se encuentran personas de todos los extractos sociales.
Si los intereses del comunicador de la noticia están por encima del bienestar común de la gente, entonces la notica tiene una intensión. Y puede ser entonces que esa intensión obedezca a los intereses del medio, del periodista, o de quien transmite, divulga o redacta la noticia, que no necesariamente tiene que ser un profesional de la comunicación.
En toda América Latina, como también en los Estados Unidos y en Europa los medios de comunicación social han divulgado noticias falsas. Aun los medios más rigurosos en la práctica de redactar noticias pueden caer en este desliz. En este sentido, debemos ser cautelosos a la hora de redactar una noticia, y si no podemos confirmar la veracidad de la misma, mejor es no publicarla, pero resulta ser que los medios de comunicación producen y transmiten noticias porque ese es el trabajo primario de los medios que viven de la venta de los anuncios que son los que lo sostienen.
En una sala de redacción la producción de noticias es como las plantas que fabrican automóviles, se producen y no hay tiempo suficiente para verificar si tienen defectos o no. En las compañías de autos cuando se dan cuenta de un desperfecto recogen todos los autos para corregir el error. No pasa así con las noticias, porque después que se publica una noticia falsa, no se puede corregir el error, y puede ser que cause una fatalidad, o varias, como en los casos de autos con desperfectos. Solo se puede corregir el error con otra nota aclaratoria.
Los intereses creados y la competitividad de producir algo nuevo para el mercado, hacen que descuidemos muchas veces la objetividad, cosa que debemos admitir como “mea culpa”.
Sin embargo, la arrogancia entre aquellos periodistas que se consideran más allá del bien y del mal, que juzgan, insultan y condenan a los que criticamos la corrupción y la impunidad, o a los que hacen protestas masivas en las calles, contra el despilfarro de los recursos del Estado, los defensores pro-gobierno buscan desacreditar a cualquiera que difiere de sus opiniones, cuando en verdad son voceros del gobierno de turno.
La era de la Post-Verdad
No solo vivimos en la era de la post-verdad, que no es más que la difusión de propaganda falsa, vivimos una guerra constante entre la honestidad y la impunidad. Es una guerra sin cuartel entre los comunicadores pagados por gobiernos corruptos y periodistas y medios que se han tomado esta guerra muy personal, y no descansaremos hasta ver la corrupción, la impunidad y los gobiernos corruptos desaparecer con todos aquellos que usan los recursos de las naciones para mantener en situación paupérrima de pobreza extrema a la mayoría de sus ciudadanos. Son personajes de la vida cotidiana infiltrados en todos los estamentos sociales que mal utilizan su destreza para convertirse en prevaricadores contra la verdad y la justicia y ocultan sus verdaderas intenciones para una vez encumbrados en el poder no pueden ocultar sus macabras intensiones.
Este malestar social ha desatado la guerra entre la prensa que denuncia los actos de sobornos, corrupción, e impunidad; en contra de los políticos corruptos que solo les interesa llegar al poder para llevarse su tajada del pastel del Estado y así convertirse en multimillonarios, empresarios poderosos, cuyo capital de inversión transciende las fronteras de sus propios países, pasando por inversionistas en empresas multinacionales.