Cuba, con Baños, sin margen de error en el Clásico Mundial de béisbol

Ciertamente, el diestro de 33 años deberá mantenerse enfocado en todo momento para avanzar la mayor cantidad de entradas posible y evitar así que la dirección del equipo caribeño eche mano a sus relevistas, uno de los talones de Aquiles de la novena.
Para darle más oportunidades de fabricar carreras a la ofensiva, Cuba necesita imperativamente que Baños lance al menos cinco o seis entradas de calidad, con los escasos 65 que permiten tirar los organizadores del certamen en esta primera ronda.
Contra Japón, cuando comenzaba el sexto episodio los antillanos ya iban debajo 1-7 en el marcador -una ventaja irreversible en altos por cientos de probabilidades-, antes de caer finalmente por 6-11.
Ciertamente, China no tiene el nivel de calidad del elenco japonés, pero si recordamos que la selección cubana lleva apenas una victoria en sus últimos ocho partidos contra los japoneses más otros siete en la etapa de preparación, entonces debería preocuparse ante cualquier adversario, por más pequeño que parezca.
El mentor del elenco cubano, Carlos Martí, también tendrá a sus disposición a todos los pesos pesados del staff, léase los abridores Lázaro Blanco y Vladimir Baños, además de los relevistas Miguel Lahera y Liván Moinelo.
Sin embargo, Martí deberá enfocarse en buscar la fórmula para salir delante en el marcador y así evitar pronto todo el estrés que implica estar al borde de la eliminación en la primera ronda del Clásico Mundial, algo nunca antes sufrido por Cuba.
Es imperativo tomar los hilos del partido desde temprano para poder maniobrar con mayor soltura durante el choque, siempre con la mirada puesta un poco más allá, específicamente en el duelo contra Australia, a priori el que definiría el segundo clasificado del distrito B.
Aunque no hay confirmación oficial, China pudiera utilizar ante Cuba al zurdo panameño Bruce Chen, un serpentinero de 38 años con vasta experiencia en las Grandes Ligas de Estados Unidos.
Una victoria en este cotejo le devolvería el aliento a todos los cubanos, quienes, contra viento y marea, sin temor al ridículo, aun sueñan con ver a su equipo en la ciudad estadounidense de Los Ángeles, sede de las semifinales del torneo.