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Arribo de sistema antimisil EE.UU a Surcorea: nuevo foco de tensión

Por Roberto Garcia Hernandez

(PL) El despliegue de una batería del controversial sistema anticoheteril de gran altura (Thaad) estadounidense en Surcorea, y la realización de ejercicios aeronavales en ese teatro de operaciones, agravan la ya tensa situación en la zona.

 

Al menos dos plataformas de lanzamiento y otros componentes del Thaad llegaron este lunes a la base surcoreana de Yongsan, según confirmó el Pentágono, lo que provocó fuertes protestas de los gobiernos de Corea del Norte, China y Rusia, que perciben la medida como una amenaza a sus respectivos intereses de seguridad nacional.

El mando militar norteamericano se empeña en presentar el Thaad como un medio netamente defensivo, pero de hecho, estiman expertos, constituye un elemento desestabilizador en la región debido a que sus capacidades de vigilancia llegan más allá de la profundidad del territorio chino.

Los radares del Thaad proporcionan más ventajas operativas a Washington contra Beijing, de lo que realmente aporta a los surcoreanos en relación con la supuesta amenaza de sus vecinos del norte, señala un artículo en la página digital de la revista National Interest.

Aunque el Departamento de Defensa estadounidense aseguró que su instalación se completará de manera expedita, publicaciones especializadas señalan que el proceso culminaría a mediados o finales de abril.

Expertos señalan que la puesta en servicio del Thaad requiere una preparación del terreno para enmascararlo y evitar desniveles, y adoptar medidas contra la posible contaminación del área, por lo que el despliegue puede demorar mucho más.

Cada unidad del Thaad tiene seis plataformas de lanzamientos montadas en camiones, 49 cohetes interceptores, un elemento de control, comunicaciones y dirección del fuego, así como un radar AN/TPY-2, según un artículo publicado este martes en el sitio digital Defense News.

La llegada de estos medios tiene lugar, además, un día después de que las fuerzas armadas norcoreanas lanzaran cuatro misiles balísticos de alcance medio, sin cargas explosivas, que tras volar unas 620 millas, cayeron en las proximidades de la costa occidental de Japón, dentro de la llamada zona económica de ese país. Por su parte, el Gobierno norcoreano justificó estas pruebas como una medida defensiva y de advertencia, ante los grandes ejercicios bélicos que llevan a cabo fuerzas aeronavales de Washington y Seúl en los alrededores de la península coreana, percibidos por Pyongyang como verdaderos ensayos de agresión.

El Thaad, que es promocionado por el mando militar norteamericano como uno de los más modernos de su tipo, es diseñado y producido por la compañía Lockheed Martin, con la colaboración de otras corporaciones como Raytheon, Boeing, Aerojet, Rocketdyne, Honeywell, BAE Systems, Oshkosh Defense, entre otras.

Su misión principal es interceptar y destruir misiles balísticos de corto y mediano alcances en la etapa final de su vuelo, dentro o fuera de la atmósfera.

El traslado de estos sistemas a Corea del Sur es parte de la estrategia norteamericana para incrementar su poderío militar e influencia político-económica en la región Asia Pacífico, y se concreta tras largos meses de negociaciones, aunque la decisión final se adoptó en julio de 2016.

La primera batería de Thaad puesta en servicio -y la única actualmente en funcionamiento- fue ubicada en la isla de Guam hace varios años, también con el pretexto de la supuesta amenaza de las pruebas coheteriles de la República Popular Democrática de Corea, aunque Washington prevé instalar sistemas similares en Europa y el Medio Oriente.

Estados Unidos tiene desplegados 28 mil 500 efectivos militares en Surcorea y 50 mil en Japón, como parte de los acuerdos bilaterales de seguridad, aunque anualmente se trasladan a la región grandes agrupaciones aeronavales, así como unidades de infantería de Marina y el Ejército para participar en los entrenamientos en la zona.

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