Eliminar los beneficios a inmigrantes legales, un gran golpe para Miami

El muro a lo largo de la frontera con México no es el único que se ha ordenado construir.
La prohibición migratoria no se limita solamente a los refugiados de siete países mayoritariamente musulmanes.
No, el presidente Donald Trump no se ha echado atrás en lo que respecta a sus radicales promesas de campaña. Ha estado cumpliéndolas, una tras otra, con sus chocantes órdenes ejecutivas.
¿Qué mas puede esperarse? Un amurallamiento mucho mayor entre los inmigrantes y el resto de la población de Estados Unidos por parte de la administración de Donald Trump, según borradores de una nueva orden ejecutiva de inmigración que fue filtrada a The Washington Post y Vox.com y que está circulando por todo Washington.
En esencia, la orden erigiría un muro financiero alrededor de la inmigración, y afectaría negativamente no sólo a los aspirantes a inmigrantes, sino a los inmigrantes legales que ya están en el país, así como a los residentes y ciudadanos de Estados Unidos que están ayudándolos a llegar aquí.
Por ejemplo, ¿te acuerdas de ese hermano que trajiste de Cuba –firmaste su petición de visa , te comprometiste a patrocinarlo– y luego lo dejaste ir alegremente a hacerse una nueva vida en Estados Unidos?
La administración de Trump considera que él es responsabilidad tuya, no de los contribuyentes estadounidenses, y van a hacer que tú, el patrocinador o la patrocinadora, pague todos sus gastos hasta que él pueda convertirse en un inmigrante que pueda bastarse a sí mismo. Así que dile adiós a los beneficios públicos que los inmigrantes legales tienen ahora derecho a recibir.
Ponte a rezar para que tu querido hermano no se quede sin trabajo o que le haga falta atención médica que no esté cubierta por su seguro, dos posibilidades que podrían lanzar a cualquiera a la bancarrota. Si eres el patrocinador del inmigrante, la responsabilidad financiera por sus infortunios sería no solamente del inmigrante mismo, sino también tuya. En estos momentos los patrocinadores tienen que firmar un affidávit de manutención, pero rara vez eso se hace cumplir y muchos de los patrocinadores no se lo toman en serio.
Si Trump firmara la orden ejecutiva, solamente los ciudadanos estadounidenses lo suficientemente adinerados como para mantener a sus familiares –tanto en los buenos como en los malos tiempos– tendrían derecho a la reunificación familiar. ¿Qué otra persona podría pagar una factura de hospital, que en este país llega a los miles de dólares desde el momento mismo en que uno pone el pie en el mismo? ¿Y qué pasaría si el inmigrante pierde su trabajo y tiene que buscar asistencia financiera? El patrocinador tendría que darle ayuda, no el gobierno.
En lo que se refiere a los inmigrantes que ya estén aquí, un historial de haber usado beneficios públicos podría ser motivo para negarles la residencia o la ciudadanía. Los costos de deportación recaerían sobre los hombros del inmigrante o el patrocinador. Vox.com resumió la orden ejecutiva así: “Construir un muro alrededor de los beneficios públicos y hacer que los familiares de los inmigrantes paguen por ellos”.
La Casa Blanca no ha querido confirmar ni negar la existencia de la orden ejecutiva, pero el borrador está en circulación entre funcionarios de la administración, de acuerdo con el Post. Escrito en forma de memorándum por Andrew Bremberg, asistente del Presidente y director del Consejo de Política Doméstica, el mismo deja en claro que solamente las personas adineradas podrán inmigrar.
Sólo las personas con suficientes recursos monetarios para hacerse cargo de sí mismas –o con los vínculos y habilidades necesarios para establecerse de inmediato y unirse de manera instantánea a la clase media de Estados Unidos– podrían obtener visas para entrar legalmente a este país.
Todo patrocinador de un inmigrante que pida beneficios públicos tendría que reembolsar al gobierno por los costos en los que incurra el inmigrante. La medida da un sentido completamente nuevo a la expresión de ser responsable no sólo de tus hijos, sino también de otros adultos. ¿Quién puede controlar las decisiones que toman las personas después de que estén en este país?
En el caso de que esta orden ejecutiva se haga realidad, la conmoción y la angustia que podrían sufrir comunidades de inmigrantes como la de Miami serían insondables. Las implicaciones que la misma tendría para los residentes legales y los ciudadanos estadounidenses que tengan la esperanza de reunirse con miembros de su familia son impredecibles y de largo alcance. Pero un resultado predecible sería que habría más personas viviendo en las sombras y trabajando en economías clandestinas para sobrevivir.
Estas medidas, basadas en acusaciones y miedos mal dirigidos, son otra maniobra maquiavélica para crear la división y la desconfianza por medio de demonizar a todos los inmigrantes como estafadores y parásitos de los beneficios públicos. Pero estudios llevados a cabo con objeto de ocuparse de la reforma de inmigración muestran que los inmigrantes son parte importante del motor económico que impulsa a este país, y que, de hecho, tanto los nativos como los inmigrantes se complementan unos a otros en la fuerza laboral.
Pero no parece que a los inmigrantes se les dará un respiro bajo el mandato de Donald Trump. Y, con esta orden, simplemente no somos iguales, aun después de que seamos residentes y ciudadanos.
La ayuda a los pobres y la compasión son términos desterrados del vocabulario estadounidense en Trumpulandia.
Solamente se permiten la perfección fingida y la riqueza personal para poder pagar el alto precio de una vida digna en Estados Unidos.
Fabiola Santiago: fsantiago @miami herald.com, @fabiola santiago