El tema migratorio en la agenda del nuevo gobierno italiano

Según datos suministrados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), 181 mil 436 hombres, mujeres y niños de más de una decena de países de África Subsahariana principalmente, llegaron a costas italianas en 2016 por esa ruta, en tanto otros cuatro mil 576 perecieron en el intento.
Casi todos, sin excepción, provenían de países azotados por guerras, conflictos internos y condiciones infrahumanas de existencia como Nigeria, 37 mil 551; Eritrea, 20 mil 718; Guinea, 13 mil 342; Costa de Marfil, 12 mil 396; Gambia, 11 mil 929; Senegal, 10 mil 327; Mali, 10 mil 10; y Sudán, nueve mil 327, entre otros.
El principal punto de partida es Libia, donde operan bandas de traficantes de personas a quienes los viajeros deben pagar fuertes sumas de dinero para realizar la peligrosa travesía a bordo de frágiles embarcaciones, casi siempre auxiliadas en alta mar por las permanentes operaciones de rescate en el área, coordinadas por la Guardia Costera Italiana.
La cifra de arribos en 2016 constituye un nueva marca al superar la anterior de 170 mil 100 de 2014 y la de 153 mil 842 de 2015. El mes de mayor número de desembarcos fue octubre con 27 mil 384.
Otro aspecto interesante del año recién concluido, según la información suministrada por el Ministerio del Interior, fue la llegada de 24 mil 929 menores sin acompañantes, más del doble de los 12 mil 360 de 2015.
Los principales puertos de arribo fueron Augusta (Siracusa), 25 mil 624; Pozzallo (Ragusa), 18 mil 970; Catania, 17 mil 989; Messina, 15 mil 188; Palermo, 15 mil 83; y Lampedusa, (Agrigento), 11 mil 557, todos en el Sur de la península y las islas. Una vez en Italia, los sobrevivientes inician el complejo proceso migratorio tras el cual muchos de ellos son obligados a retornar a sus lugares de origen, al no cumplir los requisitos exigidos para la permanencia en este país o su reubicación en otro.
El recorrido comienza en los Centros de Primeros Auxilios y Acogida donde los inmigrantes son identificados, fotografiados, registrados, entrevistados y clasificados. Es allí donde se determina si la persona tiene derecho a solicitar protección internacional, en cuyo caso se le traslada para un Centro de Acogida para Solicitantes de Asilo.
Los demás, incluyendo quienes reúnen los requisitos para pedir protección internacional, pero no lo hacen, son ubicados en los Centros de Identificación y Expulsión (CIE), donde la repatriación se puede complicar por varias causas como los costos de la operación y, sobre todo, la falta de colaboración por parte del país de origen.
Esa fue la razón principal por la cual en 2016 sólo pudieron concretarse cinco mil de los 30 mil decretos de expulsión emitidos, de acuerdo con el Corriere della Sera.
Según el diario, sólo Egipto, Túnez y Nigeria aceptan recibir de vuelta a sus nacionales, aunque con dificultad, y siempre con la condición de que Italia se encargue de la transportación.
Las consecuencias de los agujeros en los mecanismos de expulsión salieron a la luz pública en diciembre del año pasado, durante la persecución de Anis Amri, autor del reciente atentado terrorista en Berlín.
Después de cumplir una condena de cuatro años en prisiones italianas, el terrorista tunecino debió ser expulsado, pero sin embargo se mantuvo durante un tiempo aquí, antes de trasladarse a Alemania.
La repatriación de los inmigrantes indeseables devino así uno de los focos principales de atención para el nuevo gobierno italiano, cuyo ministro del Interior, Marco Minniti, favorece la implementación de una política de tolerancia cero en ese sentido.
Entre las medidas previstas para reforzar el control sobre los extranjeros en situación irregular y facilitar la expatriación, Minniti anunció la reapertura de Centros de Identificación y Expulsión para disponer de unas mil 500 capacidades de reclusión temporal en todo el país.
Mientras tanto, el arribo de inmigrantes continúa y según estadísticas de Acnur, a pesar de las condiciones meteorológicas adversas y las bajas temperaturas en esta época del año, en los primeros cinco días de enero llegaron a costas italianas 728 inmigrantes rescatados en el Mediterráneo.