En su discurso, la ex jefa de Estado subrayó que cada vez queda más claro que en Brasil se produjo el pasado año un golpe de Estado bajo la forma de un impeachment fraudulento.
Mas, el golpe no es solo un acto, señaló antes de explicar que una vez consumada su separación del cargo se inició una segunda fase ‘tan mala como la primera’ y consistente en retirar a la ciudadanía los derechos conquistados, ‘transformando todas las políticas sociales en nada’, y vendiendo las riquezas del país al menor precio.
La tercera fase de ese golpe, alertó, es intentar sacar a Lula del proceso electoral de 2018 mediantes acusaciones y procesos judiciales sustentados en mentiras, lo cual tiene un nombre: persecución política, subrayó.
Por su parte, el fundador del PT admitió estar indignado con la situación por la que atraviesa el país y se refirió en particular al caso de Río de Janeiro, señalando que nunca lo vio ‘tan pobre, infeliz y entristecido’.
Lula criticó las consecuencias que para la industria nacional ha tenido la operación anticorrupción Lava Jato e insistió en la necesidad de que castiguen a los ladrones y corruptos, pero no a las empresas, porque eso solo perjudica a los trabajadores.
Lanzó además un desafío al juez Sergio Moro, quien maneja los hilos de esa operación; a la Policía Federal y al Ministerio Público a demostrar que tiene un solo real mal habido, y reiteró su intención de competir en las elecciones presidenciales de octubre de 2018.
Todo lo que yo quiero en la vida es enfrentar (en las urnas) a un candidato con el logotipo de la Globo en la frente, dijo antes de advertir que ‘si quieren derrotarme van a tener que luchar duro’.
La tercera etapa de la caravana Lula por Brasil comenzó este lunes en la ciudad de Victoria, en Espíritu Santo, y culminará el próximo día 8 en la capital carioca.
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